La industria textil está viviendo uno de sus momentos más delicados por la crisis económica, el desplome del poder adquisitivo de la gente y la falta de políticas públicas del Gobierno (o directamente contrarias) hacia el sector, ocasionando el hundimiento de los niveles de actividad y ventas, con despidos y suspensión de personal y con una marcada incertidumbre sobre qué puede pasar en los próximos meses si no cambian las condiciones actuales.

«Lo que ha pasado en los últimos meses es que se destrozó el poder adquisitivo de la población y eso definitivamente a nosotros, a los 3 minutos, nos repercute en todo el nivel de actividad», dijo el presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, en diálogo con País Productivo Radio.

Según Galfione, el sector textil argentino «vive esencialmente del mercado interno, entonces esto es tan claro como que cada vez que a la gente no le alcanza el dinero, nuestro sector es uno de los primeros que se ve afectados» y es por esos que en los cuatro meses que lleva el Gobierno de Javier Milei, los datos de producción y de venta de la mencionada cadena productiva son por demás de preocupantes.

«Las ventas cayeron el 40% y la actividad en particular bajó más o menos similar. Lo que vemos en este mes es que eso se profundiza, lejos de atenuarse, y por eso estamos muy preocupados porque esos niveles de baja en la producción no son compatibles con nada, con la cantidad de personal que tenemos, con los gastos que tenemos que asumir… Si a eso le sumamos todos los incrementos de tarifas que se vienen dando en los últimos dos meses, si una fábrica está trabajando al 50% del uso de su capacidad, no hay manera alguna de poder pagar los costos fijos», advirtió Galfione.

En base a una encuesta realizada por Pro Tejer, casi el 90% de las empresas relevadas registraron menores ventas en el mercado interno en el primer bimestre del año en relación con el mismo período del año anterior: la mayoría entre el 21% y el 40%.

Esta caída de las ventas tuvo su impacto negativo sobre la producción. Sólo en los primeros dos meses del año, el 68% de las empresas consultadas disminuyeron su actividad de forma interanual con una caída promedio del orden del 35%.

En esa línea, también cayó el uso de la capacidad instalada en el 69% de las empresas con una disminución promedio de 26 puntos porcentuales interanual.

Y por supuesto, tamaño panorama deriva en la inestabilidad de los puestos de trabajo. «Ya tenemos más de 6.700 suspendidos y más de 800 despidos solamente en los primeros 2 meses del año. En la línea que vamos, esto no va a hacer más que profundizarse porque ya vimos esto: la Argentina tiene la particularidad de tropezar una y otra vez con la misma piedra y pareciera que no nos damos cuenta del daño que nos provocamos», dijo el dirigente industrial.

Falta de competitividad y sistema tributario «arcaico»

Pero más allá de la falta de políticas o la implementación de iniciativas nocivas para el sector por parte del Gobierno nacional, Galfione remarcó que Argentina «tiene una falta de competitividad sistémica», sumado a un esquema tributario «arcaico» que encarece los costos y que, además, es regresivo.

«Argentina tiene una falta de competitividad sistémica. Hasta que no lo pongamos arriba de la mesa y discutamos en serio cómo arreglar este problema que arrastra el país hace décadas, será muy difícil sacarlo adelante a nuestro país. Desde el sector productivo, podemos producir de forma eficiente puertas adentro de nuestra fábrica, (pero) cuando cruza la puerta de nuestra fábrica se encuentra con una maraña de cosas que hacen que lo que producimos de forma eficiente, con buen costo, de buena calidad y demás, llegue al consumidor a precios no competitivos, inaccesibles, con poca variedad y un montón de problemas más, porque se muere en todo lo que hay fuera de lo que nosotros podemos modificar», puntualizó Galfione.

Por otro lado, sostuvo que «Argentina tiene un sistema tributario arcaico» y que «el mundo ya no tiene un sistema impositivo como el nuestro que tributa sobre los bienes, mientras que el mundo desarrollado tributa sobre las personas, no sobre los bienes».

«Tributar sobre los bienes deriva en que el que menos tiene termina pagando más. Por ejemplo, el IVA: el 21% del IVA lo paga un señor que vive en una villa como la 1-11-14, que paga el mismo IVA que un señor que vive en las Cañitas. Cuando compro nafta y cargo combustible, pago el mismo impuesto con un Audi A5 que con un Fitito todo destartalado. Los mejores países del mundo tienen sistemas tributarios progresivos, donde el que más tiene es el que más paga, y el que menos tiene paga menos», dijo el empresario.

Es por eso que Galfione cree que «para lograr esto, debemos tributar sobre las personas, no sobre los bienes. Aquí, el ingreso bruto va directamente al producto final, el IVA va directamente al producto final, las tasas municipales van directamente al producto final. Esto hace que todo lo que producimos sea carísimo, lo que también encarece las importaciones».

Por último, marcó que otro inconveniente que afecta a la producción es «el costo logístico, que es excesivo. En la industria textil, tan federal, esto se ve claramente. Traer un camión de Catamarca a Buenos Aires cuesta más que mandar un contenedor de Buenos Aires a China. Argentina tiene una red ferroviaria que se destrozó y que nos haría bajar enormemente los costos logísticos».

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